Desarrollar la Inteligencia emocional, se ha convertido en una necesidad tanto individual como social. Entre otros aspectos, porque una persona que sabe manejar sus emociones se encuentra con mayores y mejores habilidades para estar bien consigo misma y por extensión con las personas que están a su alrededor, unas habilidades que cada día son más valoradas en el contexto laboral y grupal.
Antes de entrar de lleno en lo que es la Inteligencia emocional hablemos brevemente de las emociones.
¿Qué son las emociones?
Las emociones son las repuestas que damos ante un hecho que vivimos. Cuando tenemos una experiencia nuestro cuerpo reacciona y comienza a secretar hormonas como el cortisol, llamada la hormona del estrés, o la endorfina que nos hace sentir tranquilos y felices porque disminuye la ansiedad.
Las emociones siempre están presentes, convivimos con ellas. Son tan determinantes que con un solo pensamiento nos podemos sentir llenos de rabia, tristeza o alegría.
Si las emociones nos llevan por un camino de altos y bajos entonces ¿Qué tienen de bueno?
* En primer lugar que nos hacen sentir vivos, humanos. Ellas reflejan lo que sentimos, son un indicador de cómo estamos llevando nuestra vida.
* Nos permiten evaluar nuestras necesidades y conductas.
* Orientan la toma de decisiones una manera más asertiva.
* Las emociones develan las actitudes que tenemos frente a las diversas experiencias que vivimos con lo cual podemos determinar las necesidades de cambios que consideramos y deseamos realizar.
* Otro aspecto positivo de las emociones es que actúan como un regulador de la conducta, lo cual es indispensable para desarrollar las relaciones interpersonales que le dan dinamismo a lo social.
Dicho lo anterior se hace conveniente trabajar y desarrollar la inteligencia emocional comencemos haciendo una breve referencia histórica.
Hace unas décadas atrás cuando hablábamos de inteligencia hacíamos referencia a la capacidad que tiene una persona para resolver problemas lógico-matemáticos, las competencias lingüísticas y de abstracción. Es decir, el indicador de inteligencia se encontraba asociado a las competencias académicas.
Esta capacidad era medida con unos test que daba un resultado numérico y dependiendo de una escala decíamos que la persona tenía un alto o bajo coeficiente intelectual.
Es en el año 1983 que el psicólogo Gardner expone la teoría de las Inteligencias múltiples. Con este aporte se abre de manera amplia el compás del concepto ya que la propuesta distingue ocho tipos de inteligencias. Gardner argumenta una interrelación entre ellas y que cada persona las desarrolla en función de los factores genéticos, culturales y las experiencias de vida que va teniendo.
Veamos un ejemplo:
Pedro siente pasión por el beisbol y desde pequeño asiste a una escuela deportiva donde ha potenciado sus habilidades y competencias, a tal punto, que ya se proyecta como un profesional de la pelota. Pedro ha desarrollado su inteligencia corporal-cinestésica.
María luisa le gusta ayudar a los demás, escucharlos, busca incorporarse a las actividades de su comunidad y del liceo. Ella está desarrollando su Inteligencia interpersonal.
¿Uno es más inteligente que el otro? – No. Cada uno ha desarrollado una inteligencia distinta.
En el año 1.995 el psicólogo Daniel Goleman presenta al mundo su libro Inteligencia Emocional y, aunque el constructo no es nuevo en el ámbito académico, es Goleman quien le da proyección ya que crea un modelo que permite desarrollar la capacidad y habilidad para el manejo emocional. Ahora bien
¿Qué es la Inteligencia Emocional?
La Inteligencia emocional es definida por Goleman (1995) como: “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.
Ilustremos con algunos ejemplos cuando una personal ha desarrollado su inteligencia emocional:
* Acepta que se equivoco aprende de la experiencia, encuentra en esa vivencia, motivos para seguir adelante.
* Comprende que las emociones pueden ser transitorias, si trabajas en ellas y no te quedas anclado con los pensamientos y sentimientos que las produjeron.
* Valoras los logros de los demás. Estas personas son punto de referencia para tus propios logros.
* Presta atención consciente a sus emociones para analizarlas y encontrar la mejor respuesta.
* Logra un equilibrio entre la razón y la emoción a la hora de tomar decisiones.
* Es tolerante consigo mismo y los demás, respeta las individualidades y no juzga las emociones de las otras personas.
Un individuo que desarrolle inteligencia emocional será más exitoso, su familia lo reflejara, y si se educa a muchos individuos para que desarrollen la inteligencia emocional, esta comunidad inevitablemente progresara. Nuestra ambición en @vivirfundación es que, en cada familia, en cada comunidad y al contactar a cada persona que requiera de nuestra ayuda podamos aportar al desarrollo de la inteligencia emocional de ese individuo en ese contexto, no se trata de solo de realizar donaciones, se trata de dejar una enseñanza que podría salvar generaciones enteras.
“Porque es mejor vivir mejor”.
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Fundación Vivir y La Inteligencia Emocional